Castillo de Pau Casa natal de Enrique IV
Esta es la singular historia de cómo un simple pabellón de caza fue fortificado con estacas de madera hasta convertirse en una fortaleza, dando lugar al nombre de la ciudad: «Pau» (estaca en bearnesa). Desde lo alto de su promontorio, se pueden contemplar más de 10 siglos de historia. Cada movimiento histórico ha aportado su toque arquitectónico, enriquecido sus colecciones y embellecido sus parques y jardines. Pero lo que más nos gusta recordar es el feliz acontecimiento de una tarde de diciembre de 1553, cuando un tal Enrique III de Navarra, futuro rey Enrique IV, nació bajo el techo dorado del castillo. Su cuna real, hecha de caparazón de tortuga, todavía puede verse cuando se visita el castillo. La venerable residencia, notablemente bien conservada en su entorno verde, sigue dominando la ciudad y el río Gave, frente a los majestuosos Pirineos. Como habrá podido comprobar, la joya de nuestra corona es el castillo.