Un horizonte excepcional Introduzca la postal

Durante mucho tiempo, los paloisanos recelaron de esta apertura al inquietante mundo de la montaña: el pueblo se refugiaba tras los muros de sus murallas y sólo el castillo vigilaba y disfrutaba de este paisaje. Pero en los siglos XVIII y XIX, el pirineísmo derribó los muros y abrió nuestros horizontes. Movimiento deportivo y cultural, inspiró a los románticos y acompañó el desarrollo del turismo termal y climático, del que Pau es emblemática. El clima suave y azul «beth ceù de Pau» (el hermoso cielo de Pau), la calidad del entorno, una rica historia, la proximidad de las montañas y el bulevar de los Pirineos son los ingredientes que estructuran el paisaje y asientan la reputación de la capital bearnesa.

«Cuatro de la mañana. – Imperial. – Brumas. – Amplias llanuras. – El sol en los ojos. – Una estela de vapores marca el Gave de Pau a la derecha. – Hacia el mediodía, los Pirineos sólo se distinguían por unas vetas blancas en el horizonte, como si el manto azul del cielo, arañado en algunos lugares, mostrara su trama de plata.»Victor Hugo 1843- De viaje II – De Bayona a Pau