La finca está situada en las alturas de Gan.
El rey Enrique IV otorgó al vino de Jurançon sus cartas de nobleza. Cuenta la leyenda que, cuando nació, su abuelo le hizo beber unas gotas de vino de Jurançon antes de frotarle los labios con un diente de ajo para fortificar su cuerpo y su mente. 400 años después de Enrique IV, en 1964, Pierre-Yves Latrille, un visionario, plantó las primeras parcelas de viñas en un contexto de arranque masivo de la época. Desde entonces, el Château Jolys se ha forjado una reputación de viñedo de carácter singular, productor de vinos finos impregnados de elegancia y delicadeza. Cincuenta años más tarde, la ambición de renovación del Château se hizo realidad cuando fue adquirido por Michel Boutin. Empresario apasionado por el vino, su ambición es llevar este viñedo a la cima de su arte.
El rey Enrique IV otorgó al vino de Jurançon sus cartas de nobleza. Cuenta la leyenda que, cuando nació, su abuelo le hizo beber unas gotas de vino de Jurançon antes de frotarle los labios con un diente de ajo para fortificar su cuerpo y su mente. 400 años después de Enrique IV, en 1964, Pierre-Yves Latrille, un visionario, plantó las primeras parcelas de viñas en un contexto de arranque masivo de la época. Desde entonces, el Château Jolys se ha forjado una reputación de viñedo de carácter singular, productor de vinos finos impregnados de elegancia y delicadeza. Cincuenta años más tarde, la ambición de renovación del Château se hizo realidad cuando fue adquirido por Michel Boutin. Empresario apasionado por el vino, su ambición es llevar este viñedo a la cima de su arte.